Solidaridad, la vacuna para nuestro bienestar.

Sira Inchusta Carrillo

Sira Inchusta Carrillo

Adultes, Enfants, Relations amoureuses et couples, Transculturel

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La solidaridad nos hace más fuertes.

En un tiempo de crises como el actual, entramos en pánico muy fácilmente. Y es “normal”. EL miedo a lo desconocido es una emoción esencial en nuestro sistema, nos protege, nos mantiene con vida. Esencial. Y el miedo, como toda emoción, tiene una meta. Pero cuando esta meta no es alcanzada o cuando dejamos de escuchar al miedo, se vuelve molesto, inútil. Nos hace daño. Necesitamos el miedo para protegernos, porque es la emoción que garantiza la supervivencia.

Sin embargo, no tenemos porque vivir este miedo en soledad. Somos seres sociales. Nos gusta estar con otros seres, no necesariamente de la misma especie, pero buscamos instintivamente el contacto. El otro nos ayuda. Somos más felices en compañía. Y el otro nos necesita. Somos seres interdependientes. No siempre dependientes. No siempre independientes. Necesitamos interdependencia. Estar a juntos. Yo, tu, nosotros.

Estos últimos días, hemos podido descubrir el efecto que provoca la unión. Y ya ha comenzado, en Bélgica, en Italia, en España… en todas partes. Nos hemos dado cuenta que el otro es necesario para nuestra felicidad. Para hacernos la vida un poquito más sencilla. Y así nació la solidaridad.

La solidaridad es el resultado de nuestras capacidades de empatía y altruismo, mezcladas con la necesidad del otro. Somos seres solidarios, que apreciamos hacer cosas buenas por los demás. Y así llega nuestra receta-antídoto para este momento de crisis. La solidaridad. Pero, ¿somos todo-a-es capaces de ser solidario-a-es? Sí, podemos. Sí, lo somos. Ser solidario es ayuda, y ayudarnos. Solidaridad a pequeña y gran escala. No necesitamos salvar al mundo entero en una tarde. Ser solidarios es sonreír al vecino, de una ventana a la otra. Ser solidarios es hacer la compra para esa persona mayor. Ser solidarios es compartir por internet mil y una ideas para esos padres que trabajan desde casa y tienen hijos a quien distraer de forma divertida e instructiva. Ser solidarios es aplaudir por la ventana cada noche a todas aquellas personas que luchan cada día para salvarnos. Ser solidarios es quedarse en casa. Ser solidarios es enviar abrazos virtuales y pensamientos positivos.

Entonces, ¿podemos ser solidarios? Yo creo que sí. Y puede que sea el mejor medicamento para nuestro encierro. Seamos solidarios. Continuemos en la ayuda. No hay necesidad de tocarse para estar cerca y unidos. No hay necesidad de estar presentes físicamente para estarlo emocionalmente.

En este momento de crisis, de miedo, de fragilidad, es importante darnos cuenta de que tenemos los recursos para hacer frente a esto. Pensemos en nuestra salud mental, a veces tan frágil. La solidaridad puede ayudarnos a mantenerla con fuerza, robusta y sana. Seamos solidarios, compartamos historias, momentos, consejos, bromas. Compartamos bienestar. Estemos unidos en estos momentos. Nuestra salud mental nos lo agradecerá, esto segura.

Y cuándo sea demasiado difícil, cuándo nos sintamos vulnerables y al límite, pidamos ayuda. Seamos conscientes de nuestras necesidades y de las de los demás. Estoy triste: contacto a alguien. Me siento solo-a-e: contacto a alguien. Estoy enfadado-a-e: contacto a alguien.

Los especialistas en salud mental y bienestar están aquí para ayudarnos. En solidaridad, en la ayuda.

No dudéis en consultar a psicólogo-a-es y coachs cuando atraveséis momentos complicados.

Llamadnos, estamos aquí.

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